Pero quiero enviar esta especie de carta a Álex. No puede ser un adiós, no lo resistiría. Es un "hasta que tú quieras". Un beso, Álex.
Me siento extraña, teniendo que reseñar una novela que es
(por el momento), la última del autor que más he leído y más me ha gustado, en
los últimos tres años. La última novela de un escritor que creó mi historia
preferida. Además de ser un amigo que me ha ayudado mucho en mi vida como
escritora y también en mi vida personal.
De hecho, me sentí extraña leyendo la primera vez SUEÑA
CONMIGO, PETER PAN. En esa primera lectura, a mi juicio, primaba la desilusión
del propio autor, que hacía que la historia no me enganchara. Él mismo me lo
dijo. Pero también influía mi situación personal, por lo que me costó mucho
seguir el hilo de la historia, comprender algunos fragmentos y terminar el
libro.
Al leerlo, no sólo conocía la historia de Iván y Laura, sino
que también notaba el cansancio y desidia de Álex García por un mundo, el de la
escritura, en el que últimamente vale todo. Le sentí harto de escribir un
género, el de romántica, en el que se cuelan personas con poco o nada de
respeto a los lectores, pariendo libros que llaman novelas, con faltas de
ortografía, gramaticales, de expresión, de estilo o de argumento. Lo vi agotado
de documentarse para crear preciosidades en histórica o ciencia ficción que no
venden casi nada porque no te llamas “Nosecómo” o no publicas con “Chupiguay
Ediciones”.
Pero la terminó. La última.
Y yo la leí. Por completo.
Y ahora, siguiendo su consejo, la he releído.
Él tenía razón: en una segunda lectura me gustó mucho más.
Quiera que no, he prestado más atención a detalles que, al final del libro, son
absolutamente decisivos. Y cosas importantes o menos, que se me habían pasado.
De hecho, me sorprendí al encontrar alguna escena que para mí era absolutamente
nueva. Es evidente que algo no iba bien cuando lo leí por vez primera.
Pero de todos modos, sigue sin tener la magia de La Esencia,
la garra de Púnica o la fuerza de Romano. La historia es buena y está bien
escrita, pero no es lo mejor de Álex. Esa era la tónica a la que nos tenía acostumbrados:
la mejor siempre era la última, aunque alguna de sus beta no estuviera de
acuerdo.
Ahora ya se acabó. Precisamente por eso: él sabe que no es
la mejor. Y todo eso, unido a su desidia, han preparado el equipaje para un
viaje que ya estaba debidamente anunciado. Todos perdemos con tu marcha, Alex.
Unos más que otros, por supuesto. Me pregunto cuánto pierdes tú… y yo sola me
respondo.
Ha sido un placer navegar en este barco contigo, Capi. Uno
de los mayores placeres de la vida. Gracias por todo.
Intenso y emotivo... En tu línea, bella Mary Ann...
ResponderEliminarP.D...: A ver cuándo saco tiempo para leer al amigo Alex García...
Te gustará, Javi. Mil gracias por pasarte y comentar. Un beso.
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