domingo, 30 de noviembre de 2014

NO HAY CASO, TE AMO

Hola:
La entrada que acabo de escribir se la dedico a ella, a mi amiga, que se encuentra en una situación similar.
Espero que os guste.


NO HAY CASO, TE AMO
Te lo advertí. No digas que no lo hice. ¿Cuántas veces lo habíamos hablado? Pero tú no haces caso a lo que te digo. Te dije que no quería enamorarme, pero tú no me creíste. “Deja volar tus deseos”, me decías. “Déjate llevar”. Y yo: “No quiero hacerlo. Se sufre demasiado”. Pero tenías que seguir ahí, con tu carácter irresistible, con tu maravillosa sonrisa, con tu mirada felina, volviéndome loca una y otra vez. Pues ya está, ¡Ala!, ya lo conseguiste. ¡Me enamoré! Y ahora ¿qué diablos hacemos?
Querías conocerme, pues estoy aquí. Deseabas que venciera esa barrera enorme de la distancia, y lo hice. Me pediste que superara complejos y preocupaciones y ya lo has logrado. Al fin he venido, he acudido a nuestra cita. Mi amor, deberás ser paciente conmigo. Recuerda que hace ya más de dos años que no estoy con un hombre. Y además, él nunca me habló como tú me hablas. Nadie estuvo nunca por mí. Ningún hombre me confesó que soy la razón que le hace levantarse cada mañana. No hubo antes quien me hiciera sentir que vivir es ya una alegría, porque en algún lado hay quien vive por y para mí. Tú hiciste que me arreglara cada día: que me maquillara, que eligiera mi ropa más bonita para acudir a la cita, que sonría sin parar.
Tú, cariño, pediste verme una y otra vez. Suplicaste incluso, para poder encontrarnos. Tu insistencia siempre tenía una meta: rozar mi piel; besar mis labios: “Me pregunto a qué sabe tu boca”, siempre me repetías; y tocarnos, acariciarnos, hacernos el amor… Siempre imaginé que esto era un sueño. Tan sólo algo imaginado. La más deseada fantasía, sensual y caliente que alguien pusiera tener. Pero la mía era contigo: siempre contigo, sólo contigo. No me atrevía, no quería, no podía hacerla realidad. No.
Ya te lo he dicho cientos de veces: yo no te quiero querer. Ya quise una vez y al final fue triste. Es horrible querer y no ser querida, es una mierda ser rechazada una y otra vez cada noche. Es ese sentimiento que ninguna mujer debería tener jamás. Pero te conocí… y me enamoré. Yo no quería, tú bien lo sabes, pero tú no lo aceptaste. Tu insistencia, tu dedicación, tu atención y cariño… Siempre pendiente de mí, cada día. A pesar de la distancia, de habernos visto sólo en fotos, comenzamos a hablar por teléfono, y por videoconferencia. Era maravilloso. Sabes que esperaba cada día que fuera la hora de hablarte, de verte, de escucharte. Luego, cada tarde, era tan difícil despedirnos… “Hasta mañana, mi vida”. Mi vida… eras mi vida.
Cuando me pediste vernos, todo se desmoronó. Tan segura que yo estaba, tan claro que lo tenía. ¿Cómo te atreves a llegar y derribar mis muros de defensa? ¿Cómo osas amar a quien ya no tiene esperanzas de ser querida? ¿Cómo se te ocurrió encender este fuego? ¿No sabías que nunca se extinguiría? ¿Por qué lo hiciste, por qué? Ahora ya no hay vuelta atrás. Ya no podemos hacer nada. Ninguna solución posible. Sólo amar y ser amada… Pero quizás ya no sé…
Y aquí estoy, en esta habitación, esperando a que tú llegues. Tan nerviosa, tan temerosa. Aún es pronto, faltan más de veinte minutos, pero el tic tac insaciable no me deja relajarme. No es el reloj, el que se oye. Es sólo mi corazón. Creo que tengo arritmias. Este corazón mío no late acompasadamente. Es un órgano caprichoso que decide cómo y cuándo palpitará. Durante unos segundos decide pararse a escuchar. Luego va y sigue funcionando.
Suenan esos golpes más fuertes. No son latidos, no suenan dentro de mí. Alguien llamó a la puerta, seguro que serás tú. Me acerco despacio a ella, tengo miedo. No, espera, es posible que no sea miedo: creo que es auténtico terror. Pero el deseo se impone y decido abrir. Aquí estás, eres tú, mi amor. Tu sonrisa, tu mirada, tus brazos. Me agarran suavemente y me acercan a ti. Los miedos se han disipado. Ahora me siento segura. Me dices:
-          Ahora por fin sabré a qué sabe tu boca. – y me besas.


lunes, 17 de noviembre de 2014

MORIR O VIVIR

Nueva edición (¿y es la 5ª?) de "Te robo una frase" el juego promovido por Ramón Escolano.


En el relato de hoy, me he permitido dos licencias: la 1º es cambiar el género de la palabra “vivo”. En mi relato, la que está en peligro es Eva. Por tanto hube de escribir “viva”. La 2º es agregar una frase de mi hijo. Cuando leí en voz alta la propuesta de Frank Spoiler, de Elbert Hubbard, le salió del tirón. Así que decidí incluirla en el relato.
No se tome la vida demasiado en serio; nunca saldrá usted vivo de ella. —De Elbert Hubbard. Ensayista estadounidense. —Propuesta por Frank Spoiler.
Pues muy mal. La vida hay que tomársela en serio. Si no, ¿qué puedes agradecer al final de la misma? ¿De qué te sirve haber vivido? – Propuesta por mi hijo de 14 años.
MORIR O VIVIR
Despertó sentada en una incómoda silla, con las manos esposadas a la espalda. Le dolía la cabeza. El caso es que no recordaba cómo había llegado allí, ni cuándo había sido atada. Su ropa estaba intacta. Sus pies también estaban atados.
De repente a la celda entró un hombre asqueroso. Tenía la cara desfigurada y sonreía. Le faltaban varios dientes. Iba sucio y su ropa estaba manchada de sangre. Llevaba en la mano un par de instrumentos que Eva no supo definir. En realidad, casi mejor así.
-          Bueno, ¿finalmente vas a confesar dónde lo tienes? – le preguntó aquel ser horrible. Su voz también era terrible.
-          No sé de qué me estás hablando, la verdad. – respondió temerosa.
-          Eso ya lo dijiste anoche. Quise golpearte, pero no se me permitió. Ahora probaremos unos métodos, digamos muy… convincentes.
Su cerebro funcionaba a toda prisa. ¿Qué podía hacer? ¿Quién narices era aquel desagradable hombre y qué diablos era lo que quería? Una luz azul se encendió en la pared del fondo y aquel hombre abrió la puerta. Entró un hombre joven, guapo, vestido con un precioso traje negro. Llevaba un maletín en su mano, que posó sobre una mesa.
-          Buenas tardes, Eva. Siento mucho que se encuentre en esta situación, digamos tan… desagradable. Todo sería más fácil si colaborara y hablara de una vez. – le expuso con una voz adorable. Si la situación hubiera sido diferente, seguro que le habría gustado conocerlo.
-          Disculpe señor. Pero no sé quiénes son ustedes, qué quieren de mí, ni por qué estoy atada. – respondió Eva despacio.
-          Pues ya ha perdido usted todas las posibilidades de salvarse. Esta vez es definitivo. Si no habla antes de media hora, la matarán. Danher está deseando hacerlo y no será rápido ni suave. – amenazó aquel hombre, intentando transmitir auténtico pavor.
-          ¡Pero no me podéis matar si no me explicáis antes por qué! – le respondió pausadamente, con muy poco miedo en la voz.
-          No se tome la vida demasiado en serio; nunca saldrá usted viva de ella. – le respondió el hombre muy enfadado.
-          Pues muy mal. La vida hay que tomársela en serio. Si no, ¿qué puedes agradecer al final de la misma? ¿De qué te sirve haber vivido?
-          ¡Déjemela, jefe! Yo acabaré con ella. – dijo Danher, sonriendo.
El hombre la miró, miró a Danher, se acercó a ella… y de pronto, le desató las esposas. A continuación cogió unas tijeras y cortó la cuerda que ataba sus tobillos. La sujetó de la mano y la ayudó a ponerse de pie. La abrazó y acercó su boca al oído de Eva.
-          Ven conmigo. Prefiero rescatarte a acabar contigo. – le dijo el hombre.
Y salieron juntos de aquella celda. Comenzaron a andar por aquel enorme pasillo cuando, de repente, Eva despertó en su cama. Le dolía la cabeza. El caso es que no recordaba cómo había llegado allí, ni cuándo se había acostado.

lunes, 3 de noviembre de 2014

MY DREAM

Hola.
Hoy escribí este microrrelato, que es casi una reflexión, un deseo, un sueño, mi sueño.
Disfrutadlo.


My dream

Te busco y te hablo. Te he echado de menos. Quiero contarte mi sueño, explicarte mi deseo. Necesito contarte que tengo ganas de ti, quiero soñarlo y compartirlo contigo.

¿Sabes? Yo quiero verte. Creo que iré a buscarte y juntos escaparemos donde nadie nos conozca, donde nos sintamos libres. Una vez allí, dejaremos volar nuestra pasión. Sin pensar, sin juzgar, entregarnos el uno al otro. Nuestros cuerpos, nuestras almas, y perder hasta la vida. Nada importaría entonces, en ese instante eterno. Solos tú y yo, y siempre poder amarnos, besarnos, tocarnos, acariciarnos. Y luego, más tarde, lamernos, chuparnos, comernos…


Me pides que me toque, que me masturbe, que sueñe contigo… Pero yo quiero tenerte ahora. Sólo soñarte, imaginarte, amarte… Luego sí, me tocaré pensando en ti, pero ahora mejor seguir imaginándolo. Todos mis sentidos puestos en hacerte el amor. Tu boca en mi pecho, la mía en tu sexo. Tus manos en mi piel, las mías en tu cuerpo. Nuestros cuerpos buscándose, queriéndose, necesitándose, deseándose hasta la locura…

¿Puedes imaginarme, puedes imaginarnos? Yo también lo haré. Haremos el amor y después dormiremos. Y entonces soñaremos que siempre es bueno soñar. Que no es necesario despertar. Que ahora por fin nos tendremos.