sábado, 29 de agosto de 2015

MARY ANN GEEBY


Os presento un vídeo sobre mí misma. Se trata de la presentación que hice en el programa LA MULA DE DON SIMÓN, de Isabel Salas, titulado LA PALABRA. Para escucharlo, pinchad en el enlace. LA PALABRA

Reseña "Cardinales Mortales"


De nuevo he escrito la reseña de un libro. Esta vez le tocó el turno a "Cardinales Mortales", de Javier Haro. Si queréis leerla, pinchad en el enlace. 


DETALLES DEL PRODUCTO:


Formato: Versión Kindle

Tamaño del archivo: 503 KB

Longitud de impresión: 246

Uso simultáneo de dispositivos: Sin límite

Vendido por: Amazon Media EU S.à r.l.

Idioma: Español



Formato: Papel

Tapa blanda: 192 páginas

Editor: Createspace (15 de mayo de 2013)

Idioma: Español

ISBN-10: 1484971248

ISBN-13: 978-1484971246



SINOPSIS:

Ella es guapa, es letal. Y tiene un fabuloso par de razones para hacerte perder la cabeza... O la vida... Jessica Montoya es una sensual y voluptuosa asesina a sueldo de origen colombiano que cambiará su modo de vida y su forma de ser por el amor y la amistad de un sencillo escritor de novelas de terror…



AUTOBIOGRAFÍA:

Hola… Pues soy nacido en Valencia en el año 1973 y desde muy jovencito, con ocho o nueve años, empecé a inventar relatos de terror y superhéroes, que contaba a mis amigos en el colegio o en el pueblo donde veraneaba, lo que me ha dado, a lo largo de los años, para escribir más de cuarenta libros de muy diversos géneros, desde el terror a la ciencia-ficción (superhéroes), pasando por el drama o el erotismo.

No tengo carrera ni ninguna titulación universitaria o similar, lo que me convierte en un autodidacta de la escritura, puesto que he aprendido a escribir a base de leer todo tipo de libros, comics y revistas. Esto hace que me sienta aún más orgulloso si cabe de mi trabajo.



MI OPINIÓN:

Comencé a leer “Cardinales…” por recomendación del propio Javier, ya que sabía mi gusto por la novela romántica y erótica. Se trata de una novela estructurada en cuatro partes (Norte, sur, este y oeste), de diez capítulos cada una. Esto hace que sea de lectura ágil y amena.

Está escrita fundamentalmente en presente, dato que añade dificultad a la escritura, a mi entender. Esto hace que el lector entre más fácilmente en una historia que “está sucediendo en este momento”. También hay varios giros que nos hacen casi interactuar con él, del tipo: “Dejamos a nuestra pareja en la habitación mientras…”

Para una persona cuyo aprendizaje de la escritura viene exclusivamente de la lectura, pienso que está muy bien escrita. Tiene muy pocos errores y además, Javier es un escritor muy humilde y abierto a las correcciones.

Sus personajes tienen una gran fortaleza: los malos son malísimos y cometen atrocidades; la protagonista tiene un peso específico en la novela, lo que dio lugar a una segunda parte de “Cardinales Mortales”.

Con todo, para mí lo más original y bueno es la trama. La historia te atrapa enseguida y te mantiene en vilo durante toda la novela. No se puede encasillar sólo en el género erótico, pues contiene una preciosa historia de amor. Pero también intriga, investigación, terror y un punto de ciencia ficción. Es un libro muy completo y entretenido. Personalmente estoy deseando leer “Cardinales Mortales 2”. El autor nos contó que está escribiendo “Cardinales Mortales 3”, aunque ya con distinta protagonista. Parece que Jessica Hot tendrá su merecido descanso. 

miércoles, 26 de agosto de 2015

Historia para tres

He comenzado mis colaboraciones en El Escritorio del búho, con una reseña del libro "Historia para tres". Si queréis leerla, pinchad en el enlace. Espero que os guste.



Tapa blanda: 220 páginas
Editor: Createspace; Edición: Lrg (14 de diciembre de 2014)
Idioma: Español
ISBN-10: 1505487072
ISBN-13: 978-1505487077
Sinopsis:

Es una novela compuesta por tres relatos largos, románticos y eróticos con una introducción común. “Otra ciudad gris más; una agenda complicada. En la víspera de Navidad, en una extraña librería, sus libros nos mostrarán el camino...” "Enrique y Elena volverán a encontrarse, tras años desde su turbia relación con Marcos... ¿Querrá el destino que esta vez sean solo dos?" "Julia, bajo las luces de la ciudad que nunca duerme, hallará las respuestas a unos misteriosos mensajes... No dejes de soñar." "Un antiguo y poderoso códice escrito en s. VIII por el Papa León III llevará a Erick a descubrir... Nada como tú.” "Tres historias eróticas con un mismo nexo. ¿Te atreves a entrar?"

Biografía de las autoras:
·         Vivian Stusser, psicóloga y escritora de novela erótica.
Vivian Stusser nació en La Habana en 1968, y desde 1996 reside en Venezuela. Aunque estudió Psicología en la Universidad de La Habana, con el tiempo descubrió que su verdadera vocación era escribir y desde entonces se ha dedicado a hacerlo de todas las maneras posibles. 
En 2007 resultó finalista del Concurso de Cuento de la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (Sacven) con su relato La princesa triste, que fue posteriormente incluido en una antología. Su primera novela Bisexual fue publicada en 2008 por la editorial La Casa Tomada, con buena recepción en el mercado local venezolano. Actualmente se encuentra en formato digital en Amazon, junto a las siguientes Piel de naranja y Como a un primer amor. 
Trabaja como correctora de estilo, evaluadora de originales y profesora de escritura.

Sitio web oficial: http://erotismoenpalabras.blogspot.com.es/

·         BlogEntendemos, conocida bloguera y abanderada del movimiento LGBT
·         Encarni Arcoya, escritora de novela romántica.

Encarni Arcoya Alvarez (1981). 
Después de intentar nacer cuando debía, el 14 de febrero, los médicos la dejaron salir el 1 de marzo de 1981 y, a lo largo de sus años, estudió Relaciones Laborales, Ciencias del Trabajo y Técnico superior en Educación Infantil pero, desde pequeña, las historias y la escritura siempre han sido lo que más le han encantado. Devoradora de libros, ahora son sus propias historias las que consume día a día, su creatividad y su musa incansable dotándola de miles de historias que están por salir. 
A lo largo del 2013 ha tenido varias participaciones en Antologías Solidarias y en dos concursos en las que salió seleccionada y de los cuales está presente en dos libros, 150 Rosas de la Editorial Divalentis y Porciones del Alma de Diversidad Literaria, además de ganar el primer premio de Relato Erótico en Retales Literarios 2013. 
También pueden encontrarse obras suyas en Amazon: Un profesor como regalo de Navidad, Abby y Gideon: El amor dominante y El Cuarto Rey Mago. 


Reseña:
Comencé a leer este libro como una especie de reto que me lanzó Thelma, por lo que es mi primera reseña en “El Escritorio del búho”. Como ya se ha explicado se trata de un concurso organizado por Bukus, llamado “Sigue la escena”. Este libro recopila los tres ganadores del año *****

La primera de las tres historias, “Nunca seremos dos”, me gustó mucho. Tratar un tema como la bisexualidad, pero hacerlo con elegancia y buen escribir, no es fácil. Pero Vivian lo borda. Sitúa la acción dentro de un relato que es secuela de su novela “Bisexual”, pero aunque no la hayas leído, puedes seguir perfectamente la trama del mismo. Me encantó cómo describe las diferentes sensaciones que vive el protagonista, de acercamiento a una mujer, por quien ha sentido odio, deseo y ¿amor? También los recuerdos de sentimientos por el que fue su gran amor. Y finalmente los que vive al enfrentarse a nuevas experiencias totalmente inesperadas.

En cuanto a la segunda historia, “Los sueños de Julia”, está bien también. Quizá sea la historia que menos me enganchó de las tres. Esta vez es la homosexualidad femenina la que ocupa el argumento del relato. Por supuesto, perfectamente inserta en una historia de amor. En ella la autora del blog “Entendemos” demuestra una vez más que el amor es tal, independientemente del sexo de la persona amada. Me gustó especialmente el momento en el que Julia acude a la cita a ciegas, sus sensaciones, sus miedos y deseos,…

Y la tercera de las tres, “Nada como tú”, creo que fue la que más me atrapó. Preciosa historia de amor que surge entre la dueña de un manuscrito original y el investigador encargado de dictaminar si es auténtico o no. Se ven envueltos en una pequeña historia de intriga, extorsión y problemas que impiden que su relación sea cordial. A pesar de ello, el deseo y la pasión luchan contra los inconvenientes que los rodean. Para mí, este no es el primer trabajo leído de Encarni Arcoya. Me gusta mucho su estilo. Aparte de ser muy correcta en la escritura es amena, ligera y engancha.

Lo que más me gustó fue ver el desarrollo de tres historias absolutamente diferentes, con un primer capítulo exactamente igual. Bravo por las tres escritoras. Fantástica iniciativa de la editorial. 

lunes, 24 de agosto de 2015

domingo, 16 de agosto de 2015

TU FANTASÍA

TU FANTASÍA

(Mary Ann Geeby)

Es fantástico saber que está ahí cada mañana y cada noche, aunque no puedas verla. Constatar que la amas, aunque nunca estéis juntos. Que añoras la suavidad de su piel, a pesar de que tus dedos jamás han acariciado su cuerpo. Debe ser genial comprobar que tus labios son adictos a los suyos y eso que nunca has tenido la dicha de besarla. Saber que reconoces su olor y su sabor, aún cuando no los has probado. Y que su voz es tu melodía; y su imagen, tu luz... aunque ella no exista en realidad.
Y es que siempre es maravilloso vivir una fantasía, hasta el momento en que intentas hacerla realidad. Pero ¡ay, amor! Nadie te explicó que las fantasías deben habitar en el mundo irreal. Que está prohibido traerlas al nuestro. Que VIVIR es mucho más que soñar. Y que aquí se sufre, se pierde, se llora y se muere.

lunes, 10 de agosto de 2015

DOMINGO POR LA MAÑANA

DOMINGO POR LA MAÑANA
(Mary Ann Geeby)
¡Qué pereza, levantarme temprano para hacer bici! Pero eres inflexible. Es una de tus cualidades que más me gustan.
—Vamos, perezosa —me dices dando besitos en mis hombros y espalda—. Que luego hará demasiado calor.
—Un poquito más —respondo destapándome y mostrándote mis pechos al darme la vuelta.
Pero la noche de pasión te dejó suficientemente satisfecho. No cederás bajo ningún concepto, por lo que sacas mi ropa del armario.
—Vamooooosssss. Sal de la cama, vagoneta. —insistes.
Al fin me levanto, voy al baño a asearme un poco y me pongo la ropa para salir a pedalear. Hoy nos llegaremos hasta la playa. Veintitrés kilómetros “tendrán la culpa” y casi hora y media pedaleando. Al regresar, estoy reventada, pero no hay tiempo para descansar. Una ducha y a vestirnos. Hemos quedado con tus padres y hermanas para tomar el vermouth en ese local nuevo, “La tienda de Pepi”.
—No sé qué ponerme, cielo. Está nublado y el aire es fresco. —te comento indecisa.
—El pantalón corto salmón. Quiero que muestres tus suaves piernas. Estás muy morenita este año. —me respondes.
—Ya, pero entonces me pondré la camiseta blanca. Es la que mejor me queda con ese pantalón. —termino de concretar.
—¡No, de ninguna manera! La camiseta blanca tiene el cuello muy cerrado y quiero que se te vea el escote. Me pierdo en él, lo sabes. —te opones.
—Pues tendré que cambiar de modelito. ¿Qué tal el vestido negro? Es cortito, por lo que enseñaré las piernas. Y el escote es muy abierto, así que mostraré mi “pechiguita”. —propongo.
—Bien. Es una fantástica elección. El vestido negro. Ponte el conjunto negro de encaje con el tanga del lacito. Y los tacones negros. Sin medias, por supuesto.
Sonriendo acudo a vestirme con lo que acabas de enumerar. ¡Tan tajante! ¡Tan mandón! ¡Tan encantador! Me veo en el espejo y me gusto mucho. ¡Foto! Y lista para salir.
Al bajar en el ascensor te miro sonriendo. Sabes lo que estoy pensando. Hace ya dos semanas, aquel día que me metiste mano en este mismo lugar. Fue increíble. Y al llegar al garaje, el vecino del cuarto. Notó perfectamente lo que había ocurrido allí, aunque no viera nada. De hecho, supongo que me había oído, pero nos da igual. Ahora siempre lo recordamos al bajar y nos reímos.
Al entrar en el coche se me sube la falda. Cuando intento colocarla, me apartas la mano.
—¡Déjala! —me ordenas.— Está bien así. Está perfecta ahí.
Me gusta mucho que hagas eso. Me encanta. Ralentizas el movimiento de tu mano en mi rodilla. Sonríes mientras lo haces y la dejas resbalar por el interior del muslo. Cierro los ojos.
—¡Vamos, es tarde! —de nuevo me cortas el rollo al apartarte y colocarte el cinturón.
Arranco para dirigirnos a nuestra cita. Llegamos tarde, como siempre. Tus hermanas se ríen al vernos llegar. Bajamos del coche y me coges de la cintura. A medida que caminamos, dejas resbalar tu mano hasta mi nalga. ¡Mira que te encanta tocarme, especialmente cuando llevo tanga! Y a mí me pone absolutamente encendida.
El lugar es precioso. Será un éxito rotundo, pero como abrieron hace dos días, está absolutamente lleno. No nos queda más remedio que colocarnos en la barra de fuera. Con los tacones es complicado sentarse en estas sillas tan altas. Tus padres y los niños se han sentado en una mesa al fondo del todo y tus hermanas y cuñados en otra a su lado. Pedimos las bebidas y unas rabas para los peques.
Entonces me doy cuenta. Seguro que no has usado aftershave, porque tienes la mejilla blanquecina. Mojo mi dedo en tu cerveza y lo paso por tu cara, hasta la mandíbula. Sonríes y me preguntas por qué hago eso. Yo me acerco despacio y lamo el líquido que he extendido por tu cara. Al llegar a tu oído, te lo explico entre carcajadas.
Pero tú no te quedas sólo en las risas. Metes dos dedos en mi vermouth y los pasas por mi pierna, subiendo desde la rodilla por el interior del muslo. Te miro y hago como que me sorprendo.
—¿Y eso? ¿También tengo la piel irritada o qué? —te cuestiono.
—Pues no. Es más bien que yo también quería lamerte. —Y acercándote a mis piernas, lames el reguero que dejaste con el licor.
Miro alrededor, azorada y aunque en ese momento nadie nos está mirando, siento que alguien nos podría ver y me muero de vergüenza. Empujo tus hombros hacia arriba y tomamos otro trago. Tú metes de nuevo tu mano bajo mi falda, con la escusa de secarme la pierna. Pero eres tan osado que te atreves a llegar hasta mi tanga. Compruebas victorioso que está mojado.
—¿Dónde vamos a comer? —te pregunto.
—En casa. Iremos a hacer una comprita, ya que el centro comercial está abierto. Y luego te prepararé algo rico. —me respondes.
—¿Me harás una comida rica? —utilizo la frase que dijo tu cuñado ayer por la tarde. Ambos nos reímos a carcajadas.
—De hecho nos vamos ya. Te deseo, así que no lo prolongaremos — y te diriges al dueño del local—. Toño, por favor, cóbrame. Esas dos mesas y esto. Gracias.
Nos despedimos de tu familia y nos vamos. Esta vez conduces tú. Al llegar al centro comercial, me sujetas para que no baje del coche. Das la vuelta y me abres la puerta. Me tiendes tu mano, me ayudas a salir y yo sujeto mi falda que de nuevo quiere subir demasiado alto. Enseguida vuelve tu mano a mi espalda, resbalando hasta llegar a mi culo. Aprietas mi nalga y me dices al oído.
—Te deseo y sé que tú también me deseas. Así que te prometo que te mantendré caliente hasta que lleguemos a casa.
Subimos por la rampa mecánica y te colocas detrás de mí. Con tu mano rodeándome, la subes lentamente y tocas mi pecho. Compruebas que mis pezones están erectos. Sonríes.
—Así me gusta tenerte. Espero que sigas mojadita.
—Lo estoy, cielo. No te imaginas cómo estoy ahora.
—¡Bien! Así debes seguir hasta casa. Vamos a comprar.
Y comienzas a llenar la cesta: tomates para ensalada, melón para el postre, unas gulas y pimientos de padrón. Un Marqués de Murrieta para regarlo. Como siempre, das en el blanco: sabes que me encanta el Rioja. Al acercarnos a la caja, me agacho para coger las cosas y tú metes la mano bajo mi falda. Tocas la tira del tanga y compruebas que sigue empapada. Te acercas a mi oído y susurras:
—Sigue así. Sigue mojada. Luego te correrás en mi boca. Pero mientras tanto, sigue deseándome —y dirigiéndote a la cajera, le tiendes tu tarjeta—. Buenas tardes, preciosa. Es todo. ¿Me cobras?
—¿Desean bolsa? —ella no te quita ojo. Lo de “preciosa” le ha encantado.
—No, gracias. Tenemos —le respondes, sacando un par de la cartera.
Metemos la compra en las bolsas y de nuevo bajamos al coche. La vuelta a casa es horrible. Las manos se cuelan por entre las piernas. La tuya llega hasta mi entrepierna, mientras que la mía frota tu erección por encima de los pantalones. Los jadeos se tornan gemidos.
Subimos a casa y en el ascensor reproducimos la escenita de días atrás. Nos importa bien poco quién nos escuche o nos vea. Al llegar al piso, casi me empujas para salir. Abres la puerta y posamos la compra en la mesa de la cocina. Ya comeremos más tarde.
—Ni se te ocurra quitarte nada —ordenas una vez más.
—¿Ni siquiera los tacones? —pregunto por preguntar.
—Por supuesto, los tacones bajo ningún concepto. Pero tampoco te quites el collar, ni los pendientes. Nada significa nada.
Obedezco casi como una sumisa a su amo. Me sigues hasta la habitación y comienzas con tu ritual de darme órdenes:
—Siéntate en el borde de la cama.
Levantas mi falda y me empujas suavemente hasta tumbarme. Subes mis pies, flexionando mis rodillas y separas mis piernas. Acercas tu boca y muerdes suavemente mi sexo, por encima del tanga. Gimo fuerte. Separas mi tanga y comienzas a extender mis fluidos por toda la entrepierna, por fuera de los labios, recién depilados, recorriendo todo el camino desde el clítoris hasta el ano y vuelta. Yo me muevo y gimo, pidiendo más.

Me pones de pie de nuevo y sueltas el cinturón de mi vestido. Levantas mis brazos y lo sacas por arriba. Y otra vez me sientas, para que contemple cómo te desnudas tú. Sueltas mi sujetador y me quitas el tanga. Ya me tienes como deseas: boca arriba, rodillas flexionadas, desnuda salvo collar, pendientes y tacones. Y comienzas a lamer, morder, chupar y absorber con tal fruición que de nuevo me transportas a la cima del placer. Te pido que te ayudes con los dedos y al poquito de la penetración me derramo en tu boca, en un caudaloso squirt, entre gritos y movimientos casi convulsos.
Sólo un momento para recuperarme y me colocas a cuatro patas. Me penetras de un solo movimiento, fuerte, profundo, como nos gusta. Enseguida coges un ritmo de embestidas acorde con el de mis caderas, que salen todo el tiempo a tu encuentro. Tus manos azotan dulcemente mis nalgas y tus dedos se clavan en mis caderas. Poco a poco dejo caer mi cabeza sobre el colchón. Primero porque adoro la frotación de mis pezones contra la sábana. Pero también porque vuelve el orgasmo a atacar mi columna vertebral y me gusta posar la cabeza cuando la sacudida azota mi cuerpo.
Y en un momento, me giro por completo. Me gusta especialmente meter tu polla en mi boca cuando aún chorrean mis jugos. Maravillosa mezcla de sabores que me encienden. Y a ti, claro. Combinando los movimientos que te gustan, comenzando por lamer suavemente tu glande, chupar poco a poco toda la cabeza de tu miembro, meterlo cada vez un poco más, hasta notar como toca mi garganta y finalizar la fiereza del deseo por las arcadas inevitables.  Volver a mordisquear tu bálano brillante, que me produce tanto placer. Y a ti, por supuesto.
Me pides que me tumbe de nuevo y entras en mí en la postura más antigua del mundo. Eres un mandón, pero también el hombre más romántico del mundo. Coges mi teta con tu mano y la metes en tu boca. Mordisqueas mi enorme pezón y juegas con tu lengua. Chupas y muerdes hasta que me oyes gemir de nuevo.
—Voy a hacerte el amor —me dices.
Como si lo anterior no lo hubiera sido. Porque follar contigo es hacer el amor, cielo. Porque tú y yo nos amamos. Pero también nos divertimos juntos. Lo cierto es que me besas suavemente, dulcemente. Y aumentas el ritmo de tus movimientos, mientras nuestras caderas chocan al encontrarse. Noto cómo te enciendes, pues no dejo de observar tu cara y tus gestos. Sé cuando te sobreviene el orgasmo, pues tu cara es exactamente el reflejo de tu alma, de lo que sientes, de lo que quieres.
Caes sobre mí, despacio, para no hacerme daño. Lentamente ruedas sobre ti mismo y te quedas mirando hacia arriba, con tu brazo tapando los ojos.
—¿Estás bien? —pregunto, como siempre.
—Perfectamente. Habrá que comer ¿no? Tú, a la ducha. Yo a la cocina. —Y aquí estás de nuevo. Mi mandón favorito. El hombre que me ordena, que me hace disfrutar, que me ama y que me enamora cada día. Mi vida entera.

Por supuesto, obedezco. La ducha también es placentera. Esta vez, yo sola con mi imaginación y el chorro del agua.

sábado, 8 de agosto de 2015

POR QUÉ?

En facebook encontré esta imagen. Su autor, Nahuel Albornoz, propuso que quien quisiera, escribiera lo que le sugería su dibujo. Allí mismo, en comentarios, escribí esto.

Por qué?
Qué fue lo que te hizo 
alejarte de mi lado?
Veo tu mano 
rodeando sus hombros 
y no puedo creerlo.
Si tan solo hubieras mirado
el fondo de mis ojos,
habrías observado tanto amor en ellos
y nunca habrías dudado de mí.
Pero preferiste la tranquilidad
que te daba su mirada,
el confort y la vida fácil.
Olvidaste que yo te quería.
Te llevaste mi ilusión, 
mi corazón y mi amor.
Y no me dejaste nada.
Sólo dudas y preguntas.
Por qué te fuiste, mi amor?
(Mary Ann Geeby)