CAMISÓN ROJO, O BLUSA BLANCA.
(Mary Ann Geeby)
Sin más preámbulos, acercó su mano a los tirantes del
camisón rojo de Lía, con intención de bajarlos, dejarlos resbalar por sus
hombros, por sus brazos… Pero ella le censuró, con un solo movimiento.
- No, deja, por favor…
- ¿Por qué? ¿Qué te ocurre? Sabes que lo deseas tanto
o más que yo.
- Es que no puedo porque…
- Excusas. Siempre excusas, Lía.
Se levantó, recogió su chaquetón y se fue, como
siempre, sin decir adiós.
Lía se acostó. Lloró un rato. Al fin se durmió.
La alarma del móvil sonó, como cada día, a las siete
menos cuarto. Lía lo apagó, se levantó y se dirigió al baño, como siempre, con
los ojos aún cerrados. Abrió el grifo de la ducha, para que el agua fuera
calentando, mientras se sentaba en la baza. Se duchó despacio, regodeándose en
el calor del agua, observando cómo ésta caía por sus pechos, abriéndose como en
dos cortinas, deslizándose a cada lado de sus duros pezones. Pensaba en la
conversación que había tenido con Miguel el día anterior. Sus pezones…
De nuevo él había venido a ella. Y de nuevo ella le
había rechazado. Sus miedos, sus inseguridades, ¡Excusas! Eso decía Miguel:
eran excusas. Si ella le deseaba y él a ella, ¿qué coño impedía dejar volar su
deseo? ¿Por qué no hacer realidad su fantasía?
Había que ir a trabajar. Cerró el grifo y se envolvió
en la toalla. Secó su cuerpo mientras de nuevo pensaba en la conversación del
día anterior. En ella, él le había hablado de la ducha, de aplicarle crema
hidratante por su cuerpo, incluso de extender aloe vera por sus pezones
castigados, tan irritados después de… ¡Hora de trabajar! Esa mente suya que se
empeñaba en volar y volar… Bufff… Camisa blanca
abierta, dejando entrever su conjunto azul. Pantalón marino, ajustado.
Las botas de color azul marino. Chaqueta jaspeada. Se veía genial. Le encantaba
enseñar un poco su escote. Muchas veces había observado a algún compañero
colgado de él. A Lía “le ponían” esas miradas. Incluso en una ocasión vio a
Rosa mirándole el pecho. Cuando sus miradas se cruzaron, ésta le dijo:
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Fragmento del relato incluido en RELATOS ÍNTIMOS DE MARY ANN GEEBY.
Fragmento del relato incluido en RELATOS ÍNTIMOS DE MARY ANN GEEBY.
Si te digo la verdad, no entendí muy bien la historia... en el comienzo ella ni se deja tocar es cierto pero luego cada gesto o silencio de él ella dice "como siempre", con lo cual me da por pensar que "ya hubo otras veces" entonces... ¿a qué tantos remilgos al comienzo? si por lo visto ya hicieron lo mismo un millar de veces... (llámame ignorante pero no lo entiendo). Por lo demás me parece estupendamente narrado y magníficamente descrito de una manera sensual y erótica. Besos corazón.
ResponderEliminarGracias Frank. Gracias por leerlo y por todo lo que te ha gustado.
EliminarEn cuento a entenderlo, hay quien dice que las historias no son de quien las escribe, sino de quienes las leen. Que el sentido de las mismas se las da cada lector. Lo cierto es que yo no lo entendí como tú, pero tan válida es tu opinión como la mía, claro. En mi manera de verlo, no hubo antes un millar de veces. Y sus reticencias, no son exactamente remilgos... De todos modos, me has recordado al enanito Gruñón, cuando dice lo de los remilgos femeninos de Blancanieves. Jajajajajajaja, también mi marido lo dice a veces....
Lo dicho: gracias por ser tan fiel. Besotes a ti, lindo.
En lo de gruñón tienes mucha razón, yo mismo lo estaba pensando justo antes de leer tu respuesta "mira que eres repipi joder, siempre poniendo pegas a todo". Eso mismo me decía... es que debo de reconocerlo, la edad me ha vuelto "chocho" y gruñón. Ja,ja,ja,ja,ja,ja. Besos guapísima!
EliminarBueno, a mí me gustas así, jajajajaja. Y no te veo ni "chocho", ni gruñón. Más bien cachondo y de buen rollo. Y la edad... bueno, ahí le andamos, no? Besos a ti guapísimo.
EliminarMe ha gustado mucho,muy sensual y sugerente
ResponderEliminarGracias Begoña. Besos.
Eliminar(esa ducha promete emociones)
ResponderEliminarIntentaremos escribir sobre ella,... o sobre otra... Lo malo es que el agua... jajajaja, escribiremos en seco, eh? jajajaja.
EliminarBesos Jap.
Yo tampoco entendí el principio. Una vez leído y sabiendo que ya han compartido más de un encuentro tan solo me queda una explicación: jamás habían dormido juntos.
ResponderEliminarMuy sensual.
Preciosa esa idea, Cat. Jamás habían dormido juntos...
EliminarGracias por leerlo y comentarlo. Besos, gatita.
Nacho Mora: la puerta A, porque Miguel vive en el 3º A.
ResponderEliminarBesos
Para mi está facil de entender. Es la vida misma lo que ocurre a diario en nosotros mismos, los miedos de un momento son los deseos del siguiente, los reparos de un minuto son las ansias del siguiente, las reticencias de ahora son la impaciencia de luego. Has sabido expresar la lucha entre miedo y deseo y como el amor, la atracción el deseo va haciendo caer esas barreras como si fueran castillos de naipes y como cada día se avanza hacía la perfecta confianza y amor
ResponderEliminarGracias Mary Ann por describirlo con la realidad que lo haces
Gracias por tu comentario, Anthony. Yo también creo que las dudas y los miedos impiden a veces avanzar hacia la consecución del amor. Suerte que Lía venció esas barreras. Mil gracias por pasarte, leerme y comentar. Besos.
EliminarPor suerte en la mayoria de los casos el amor vence a esos miedos, como en Lia, y aunque una veces cuesta más y otras menos al final las barreras caen y los cuerpos y las almas se muestran tal y como son
EliminarComparto la idea de Cat, sobre dormir juntos. He de reconocer que yo al principio pensaba que nunca, nunca, habían tenido nad. Por eso ella siempre lo rechazaba. Hasta que sigues leyendo. Muy buena,romántica y pasional. Esa postducha puede dar juego. Hay que ver como se secan 😉 un beso
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Sandra. Yo creo que la ducha también fue intensa. En cualquier caso es una suerte que ella venciera sus dudas y su indecisión. Gracias por pasarte por aquí. Besos.
EliminarSimplemente me ha gustado, como siempre una sensualidad bien escrita y creible.
ResponderEliminarMuchas gracias, Gonzalo. Un besazo.
EliminarA veces no es necesario una caricia o hacer el amor, para sentir como tal. Jugar a seducir es tan apasionante como el acto en sí.
ResponderEliminarAixxx quede intrigada Mary Ann!!! Muy bueno!!!
ResponderEliminarAixxx quede intrigada Mary Ann!!! Muy bueno!!!
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