Entendí que allí no estabas.
Y, si estabas, no eras tú.
Pues decidí comprenderte, penetrar en tu interior. Desabroché
tus razones, desnudé tu alma y desaté tus carnes. Metí mi mano en tus vísceras,
manoseé tus entrañas. Escuché, miré, toqué, degusté y olí. Pero la ausencia
mató mis ansias y la nada acabó con la búsqueda.
Era verdad que no estabas.
Y,
si estabas, no eras tú.
Y yo me marché llorando, entre sueño y fantasía. Y busqué
otro amor inmenso que curara mis heridas. Encontré muchos amantes y muchos
falsos amigos. Pero no tuve bastante porque no estabas conmigo. Me escondí en
la soledad, donde me sentía bien. Y de nuevo te busqué, pero fracasé otra vez.
Pues fue cierto que no estabas.
Y, si estabas, no eras tú.
Qué lindo, bella Mary Ann... Cuánto sentimiento...
ResponderEliminarCuando el sentimiento dicta, sólo tengo que transcribir...
EliminarGracias por pasarte y comentar, Javi.
Ahí, hay mucho sentimiento Mary,llega muy adentro, un saludo.
ResponderEliminarGracias, preciosa. Lo hay...
EliminarUn beso.