Tuve que decir ADIÓS.
Adiós al amor, aunque ya hacía demasiado tiempo que se había
ido. Pero se marchó silencioso, sin avisar y sin ser visto; no se acordó de
despedirse. Olvidó llevarse las lágrimas que no habían sido derramadas.
Creyó que no existe un sentimiento, si las palabras no eran
dichas, si no verbalizaba lo que llevaba dentro. Por eso debió ocurrir: por
ello se fue en silencio.
Y sin embargo yo… no supe guardar el secreto. Necesité pronunciarlo
y llorar sin desconsuelo. Ahora ya ha quedado dicho y no por ello duele menos.
Mas yo no quiero sufrir: el amor no es sufrimiento. El amor
es realidad, felicidad y contento. Nunca más cerrar los ojos o mirar hacia otro
lado. Para eso, mejor no amar; mejor guardarlo en el pasado.
El amor no se va, el amor se diluye con el tiempo, se desgasta, se deshilacha y va cayendo por el camino como la tela de un pantalón viejo y raído... y no debería doler, no al menos cómo creemos que duele, porque los buenos recuerdos siempre acabarán venciendo, serán justos vencedores, siempre claro que fuera verdadero (que no todos los amores lo son). ¡Muchos ánimos y mirando siempre para adelante esperando al que está por llegar! Abrazos bombón!
ResponderEliminarEn realidad, cuando algo ya viene de tiempo atrás, no debería doler. El problema es que "decirlo en voz alta" sabe tan mal como darse cuenta de que todo acabó. Pero fijo que miraremos al frente, Frank. Ya te lo he dicho, pero te lo repito: Te quiero mucho, bombón.
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