viernes, 18 de noviembre de 2016

EL GRITO DE LOS MURCIÉLAGOS (Jesús Carnerero)

Reseña colgada, como siempre, en El Escritorio del Búho. Esta vez se trata, en contra de mis gustos literarios, de una novela negra, de suspense: EL GRITO DE LOS MURCIÉLAGOS del escritor Jesús Carnerero. Deseo que os guste.

DATOS TÉCNICOS:
Formato: Versión Kindle
Tamaño del archivo: 4456 KB
Editor: Jesús Carnerero y Coral Pámpano; Edición: 1 (29 de agosto de 2016)
Vendido por: Amazon Media EU S.à r.l.
Idioma: Español

SINOPSIS (del propio autor, en amazon):
La rutina de un joven que sobrevive a trompicones trabajando como camarero, y que sólo piensa en escribir y en vivir de lo que escribe —compaginando a duras penas vocación con obligación—, se verá trastocada con el regreso de un viejo amigo, Víctor, quien con su extraño comportamiento lo acabará empujando al borde del precipicio de la cordura, la que Víctor parece haber perdido en alguna parte del camino hacia la adultez, hasta llegar a un extremo patético, casi surreal, del que el protagonista únicamente podrá librarse deshaciéndose con contundencia de esa amistad y de su recuerdo.
Una historia sobre escritura y amistad, soledad y amor, sueños y vida, lucha y cansancio, letras y realidad.
«Escribe. Y cuando no estés escribiendo, piensa en escribir».

SOBRE EL AUTOR:
Jesús Carnerero (1984, Badajoz) es de San Vicente de Alcántara, localidad pacense de alrededor de 6000 habitantes. Técnico Superior en Producción Audiovisual, Radio y Espectáculos, desde octubre de 2014 ha autopublicado tres novelas: Un lobo como yo, Algún pecado raro y La bruma. Las dos
primeras son catalogadas por el autor como “novela negra a ritmo de rock”, historias inspiradas y basadas en el mundo de la música rock, en sus más trascendentales e importantes exponentes, sus escenarios y sus leyendas; cada capítulo es una canción, una forma de volcar la frustración musical de un autor que escribe novelas que podrían ser discos y también película, pues tanto la música como el cine y las series suponen su principal fuente de inspiración a la hora de escribir. De su última publicación, La bruma, un thriller psicológico con tintes de ciencia ficción, ha repartido dos mil ejemplares por todo el mundo, llegando a alcanzar los primeros puestos de su categoría en Amazon España, en el ranking general de Amazon México y apareciendo también por los de Reino Unido, EEUU e Italia.
En agosto de 2016 publicó El grito de los murciélagos, que se encuadra en los géneros negro y de suspense.
MI OPINIÓN:
Comencé esta novela porque era la única que no había leído, de Jesús Carnerero. Lo cierto es que no me gusta demasiado el género negro, el terror o los thrillers. Pero él insistió en que no entra en ninguno de los dos últimos grupos mencionados. Sí me gusta el suspense, por lo que al final consiguió convencerme.
Una de las razones de que me enganchara rápidamente, fue el hecho de que relate lo sucedido a un escritor. Imposible dejar de verse reflejada en todos los problemas que nos acompañan en la vida y que, de hecho, nos llevan a tener momentos de falta de inspiración y hasta “sequía total” a la hora de escribir. Conseguir hallar en el día a día personas, acciones, lugares, que sean musas para quien quisiera dedicarse a esta profesión es harto difícil. De ahí la facilidad para identificarme casi por completo con el protagonista. Y, por qué no decirlo, ese pequeño morbo que produce pensar que fuera autobiográfica, aunque esto es claramente anecdótico.
El argumento es muy bueno. Poco predecible y asombrosamente original. Personalmente conseguí sobrevivir a los momentos de suspense, que me agradaron mucho. Otra cosa son escenas más manifiestas de las que salí “indemne” con mucho trabajo y fatiga, pues Jesús es harto explícito en detallar la escena. Creí notar incluso los olores y, por supuesto, no eran demasiado agradables. Curiosamente, mientras el principio de la novela se me hizo más lenta, pero también más agradable, la última parte fue para mí bastante más dura, aunque es mucho más rápida y ágil.
Los personajes son fantásticos. Me gustó muchísimo el personaje principal, narrador a su vez de la historia. Y, por supuesto, Víctor; a pesar de traerme “por la calle de la amargura”, me maravillaba su fuerza de carácter, su vitalidad y su capacidad de recuperación. En cuanto a los secundarios, me gustan sobre todo Oli y Lola, por todo lo que aportan a la historia y al protagonista en concreto.
Recomiendo esta novela a todos los lectores de Jesús, que sé que son muchos. No os defraudará. También a quienes les guste la novela negra y, sobre todo, de suspense. Sólo quiero añadir que me alegro de que me convenciera.


lunes, 14 de noviembre de 2016

PUTA VIDA: Cap 1 - La puñetera realidad.

Hola:
Os regalo el último ejercicio que realicé para el Taller de Escritura Creativa. Se trataba de un texto libre y yo escribí el 1º capítulo de un relato largo que se titulará PUTA VIDA. El capítulo se titula "La puñetera realidad". Deseo que os guste.

Las 6:45 y la alarma despertador comenzó a pitar, mientras el móvil vibraba, corriendo peligro de caerse de la mesilla. Mario lo apagó de mala gana. ¡Ahora que por fin le acababa de coger el sueño! Había visto todas las horas en punto en el reloj luminoso, que proyectaba la hora y la temperatura en el techo de su habitación. También había contado los parpadeos de los dos puntitos y había jugado con la imagen de los números; imaginado que despertaba de nuevo junto a ella, como el mes pasado…, pero no. Estaba solo en su habitación, las clases se habían reanudado y Luisa se había marchado de vuelta a Salamanca.
Odiaba todo esto. No porque hubiera terminado esos maravillosos días de vacaciones y todo lo que habían disfrutado, el uno al lado de la otra. En realidad, su desidia iba directamente relacionada con la horrible despedida en la estación de autobuses. Esperaba un romántico beso, un abrazo, planes para verse de nuevo… Seguro que podrían proyectar unos días en la ciudad universitaria. Él podría escaparse a verla, seguir disfrutando de la maravilla de amarse, de entregarse en cuerpo y alma, como lo habían hecho esos días en su casa, en su cama…

Pero nada fue como él lo esperaba. Las palabras de Luisa le helaron el corazón. Al principio imaginó que ella estaba bromeando, a pesar de esa especie de ley no escrita que dice que no se bromea con las cosas del amor, y mucho menos aún, del desamor. Pero entonces, ella se mantuvo firme y seria; y él no pudo ocultar su cara de tonto. Es normal: es la cara que se te queda cuando el amor de tu vida te dice que todo ha terminado. Más aún cuando no hay una razón directa que justifique semejantes palabras. Nada era lo que debía, pero era lo que estaba sucediendo.
—¡Bueno, Mario! Mejor nos despedimos aquí. Lo nuestro ha sido precioso, pero ambos sabemos que no tiene futuro. No me llames, no me escribas, lo mejor es que todo termine y que guardemos un buen recuerdo.
—¿Eh? Perdona, cielo, pero no entiendo —pudo articular cuando al fin recuperó el habla.
—No hay nada que entender, nada que hablar. Todo ha terminado y debe ser así. No insistas porque lo tengo muy pensado. Ahora me subiré al autobús y te ruego que te vayas a tu casa. Te envié un mail. Ábrelo y piensa en ello. Es lo mejor.
—P-P-pe-pero…—pudo articular Mario, mientras continuaba mirándola “como las vacas al tren”, pero Luisa no le dejó seguir hablando.
 —Te he dicho que no insistas. No hay nada más que añadir. Adiós.
Y subió al autobús. Enseguida se cerraron las puertas y el vehículo arrancó, llevándose con él todos los proyectos de Mario, todas sus ilusiones y fantasías, el amor de su vida y hasta las ganas de vivir.
Al llegar a casa, abrió el mail y leyó el escueto correo que su niña le había enviado. En él explicaba que lo suyo era imposible, que no podrían seguir juntos porque ella tenía otros planes de futuro y él no entraba en ellos. Nada de aquello encajaba con lo que habían vivido y compartido durante aquella quincena. Aprovechando las últimas semanas de verano, y que Mario estaría solo en casa, Luisa se había venido a pasarlas con él, en su propio piso. Para ambos habían sido unos días de ensueño, una auténtica luna de miel en la que se habían confesado amor, deseo, pasión y promesas de cariño para siempre. Sí es cierto que siempre era él quien le confesaba su amor. Generalmente las respuestas de Luisa iban más en la línea de “yo también a ti”. A veces se limitaba a sonreír y poco más. Pero luego, al hacer el amor, su entrega era tan intensa que a Mario se le borraban todos los fantasmas que pudiera tener.
Y, de repente, casi sin venir a cuento, ella lo echaba de su vida. Era horrible, nada de esto tenía sentido. Pero no se quedaría tan tranquilo, no señor; pondría una solución: la llamaría y lo hablarían. Marcó nervioso. Le costaba creer lo que estaba escuchando. “Vodafone le informa que actualmente no existe ningún usuario con esa numeración”. ¿Se habría equivocado? Imposible, había dado a marcación automática, de su propio registro de llamadas. Volvió a pulsar para comprobar que la señorita decía lo mismo. Bueno, no pasaba nada; se sabía el número de memoria. Pero la puñetera vocecita repetía la odiosa frase una y otra vez. Entró a whatsapp y ya no había foto en su perfil. Envió mensaje, pero no “se entregaba”.
Al día siguiente, Mario se negaba a rendirse: si la telefonía no funcionaba, tenía otros modos: hangouts, Facebook, hasta el mismo twitter o skype. Era impresionante: todas las cuentas cerradas. No había manera de entregarle un mísero mensaje. Ni siquiera el mail, pues la cuenta había sido cancelada.
Algún día más de desasosiego, cuando pensó otro plan: ¡La residencia, claro! ¿Cómo no se le había ocurrido antes? Llamaría a la residencia, donde Luisa se quedaba, en Salamanca.
—Hola. Quería hablar con Luisa Cobo, por favor. El curso pasado estaba en la habitación 235.
—Lo sentimos, señor. La señorita Cobo no estará este curso en nuestra residencia. Parece ser que compartirá piso con algún amigo.
—¿Tienen un número de teléfono, mail o dirección, donde pudiera encontrarla? —insistió Mario, derrotado.
—No, lo siento. El número que teníamos de ella, ha sido eliminado recientemente y no tenemos el nuevo.
—Gracias… Adiós…
La moral de Mario estaba siendo sepultada bajo una capa enorme de problemas, enterrando así sus últimas esperanzas. No entendía nada; no podía creer, y mucho menos aceptar, que todo hubiera terminado de esa manera.
Un par de días después, decidió quemar un último cartucho. Llamó a casa de los padres de Luisa y se puso la hermana de ésta, Vicky. Le dijo cosas horribles, como que él se había portado fatal con ella, que la había dañado y abandonado, y que no querían saber nada más de él, nunca jamás. Mario intentaba explicar que había sido justo al revés, y que desconocía las razones de semejante decisión, pero Vicky no le permitió hablar.
Pero ¿qué coño había contado de él su niña? ¿Qué se suponía que había sucedido? ¿Quién era en realidad la mujer con la que había vivido durante dos semanas? Cada vez estaba más convencido de que no la conocía, de que no tenía ni puta idea de quién era aquella chica.

Los días siguientes fueron un infierno. La vuelta a la universidad, las puñeteras clases, los amigos preguntando cada día por su maravillosa historia de amor… ¡Puta mierda! Sólo quería encerrarse en casa, en su cuarto, mirar sus fotos, escuchar sus audios, recordar… Sus padres y hermana estaban muy preocupados por él, pero a Mario no le importaba nada, ni nadie. Lo único que le apetecía era estar solo, volver al pasado o… morirse…
Encerrado en su habitación, lloraba, rompía cosas, se cabreaba, gritaba… Cuando compartía momentos con su familia, como las comidas o cenas, nunca hablaba. Trataba mal a todo el mundo y nadie sabía qué hacer. Él jamás había sido así, pero ahora todo era opuesto tan diferente a su vida pasada que no le surgía sonreír, tratar bien a los demás o hacer cosas. 
Aquel lunes por la tarde, Mario estaba en su habitación, cuando llamó su madre a la puerta:
—Mario. Ésta es Susa. Te puede ayudar.
Y dejando allí a aquella desconocida, cerró la puerta por fuera.



sábado, 12 de noviembre de 2016

PROU (Mary Ann Geeby)

Prou. Fins aquí.
La caída de un mito duele,
pero ya no quiero más.
Ya no te quiero más.
Van a valorar lo que yo soy.
Ya no me pisarán más.
Ahora me quiero a mí.




jueves, 10 de noviembre de 2016

UN REGALO FAMILIAR (Marta Martín)

He colgado en El Escritorio del Búho una nueva reseña. Esta vez, sobre la novela UN REGALO FAMILIAR, de Marta Martín. Os la reproduzco a continuación.


DATOS TÉCNICOS:

Formato: Versión Kindle
Tamaño del archivo: 4452 KB
Vendido por: Amazon Media EU S.à r.l.
Idioma: Español


SOBRE EL LIBRO (Publicado en amazon por la propia autora):

En muchas ocasiones nos ocurren cosas que no sabemos explicar, situaciones que nos causan dolor porque no las entendemos. Incluso llegamos a echar la culpa al destino de nuestra desgracia o nuestra infelicidad, de nuestra enfermedad o la de algún ser querido, de nuestras carencias o limitaciones. 
Pero ¿qué pasaría si todo eso es un regalo que se va transmitiendo de generación en generación para sanar a alguien más que a nuestros ancestros?
¿Qué pasaría si nuestras experiencias fueran el fruto de experiencias pasadas, de nuestra memoria transgeneracional? 
¿Qué pasaría si las dolencias físicas trajeran un mensaje que se puede biodescodificar? 
¿Qué pasaría si nos hiciéramos conscientes de todas esas experiencias y sanásemos nuestros problemas? ¿Nos sentiríamos libres? ¿Recuperaríamos nuestra salud? ¿Reconduciríamos nuestro camino y encontraríamos nuevos objetivos? 
Este libro está basado en una historia real, en las experiencias de la propia autora respecto a circunstancias de su vida que no alcanzaba a entender pero que sabía que no eran fortuitas. 
Junto a ella podrás ver cómo fue avanzando en un camino que nunca hubiera imaginado, rodeada y condicionada por las influencias de los patrones heredados de la energía ancestral de su clan.

SOBRE LA AUTORA (Publicado en amazon por ella misma):

Emprendedora centrada en la concienciación y el desarrollo personal, para Marta Martín Girón, su mayor deseo es ver avanzar y evolucionar a la humanidad. Nacida y criada en una modesta familia de padres madrileños, cursó estudios de grado superior en administración y finanzas desde donde encontró su segundo empleo y del que extrajo un gran crecimiento tanto profesional como personal. Posteriormente motivada por varios factores, abandonaría el mundo empresarial para sumergirse en el mundo de las terapias alternativas. En la actualidad su mayor objetivo es servir y ayudar a los demás a conseguir ver lo que ella ha ido descubriendo a lo largo de estos últimos años: “Detrás de la aparente realidad hay un mundo sinfín de vibración inconsciente que mueve y genera todo lo que somos”. Sus pasiones le han llevado a emprender un camino en el que poder unir lo que el alma desea con las herramientas que la parte más física y humana necesita para conseguirlo.
MI OPINIÓN:
Adquirí y leí este libro por recomendación de un colega escritor y he de decir que al principio, no me enganchó. No soy muy amiga de los libros de autoayuda y éste me lo pareció nada más comenzarlo. Animada por Thelma García, continué leyendo, con idea de ver si cambiaba la historia, más bien…
Pero, todo lo contrario: cambió mi modo de posicionarme ante la lectura. Al ser una historia perfectamente novelada, me enganchó. Me piqué a la lectura del diario, al igual que las protagonistas de la novela. Me hizo pensar mucho, reflexionar sobre mi propia vida, sobre mis antepasados y mis problemas, sobre la repercusión que tiene todo ello en mis decisiones, en mi actuar, en mi vivir.

Tiene unos personajes absolutamente reales. Yo no había leído la sinopsis, y enseguida deduje que es autobiográfica. Se la recomiendo a todas las personas que quieran saber algo más sobre cómo el pasado de cada uno, de su familia, influye en el presente y en el futuro. También a todos los lectores de Marta, que me consta que son muchos. 

lunes, 7 de noviembre de 2016

INICIO DE CURSO

Hacía tanto tiempo que no escribía que ya, ni me acordaba, jajajajajaja...
Quiero compartir con vosotros el ejercicio que realicé, con motivo de Halloween, para el Taller de Escritura Creativa, que estoy cursando con Jose Luis Losada. Tenía unos condicionantes que os cuento:
- La protagonista era Charlotte, The ghost girl.
- Tiene hemofobia.
- Convenía que se encontrara con otros personajes de mis compañeros de taller.
- Al final, debían encontrarse todos en el cementerio.
Me hizo mucha ilusión escribirlo; lo disfruté mucho. Y he tenido una buena nota por él. Ah!!! el relato no es de miedo (no era obligatorio que lo fuera), aunque la protagonista sea un fantasma.
INICIO DEL CURSO
Eran las siete de la mañana cuando sonó el despertador. Charlotte tenía demasiado sueño, pero no deseaba llegar tarde el primer día de universidad, de modo que se desperezó y se levantó despacio. Fue al servicio para constatar una vez más que no tenía sentido. No tenía necesidades fisiológicas, no necesitaba asearse, ni peinarse, ni lavarse la cara o la boca. Y, para colmo, tampoco se veía en el espejo.
Le estaba costando mucho adaptarse a esta nueva vida. Odiaba cuando oía: “Los fantasmas no existen”. Siempre le daban ganas de asustar a quien lo hubiera dicho. O al menos, jugarle una mala pasada. Pero ella era buena; no podía hacer estas cosas. Siempre se comportaría con bondad, ante los demás, estuvieran vivos o muertos.
Al principio le había dado miedo: sí, un fantasma con miedo. Miedo a esa vida, a ser un fantasma. ¿Cómo podría adaptarse a esta nueva situación? Lo bueno es que había llegado aquí sin una sola herida. Si hubiera tenido que sangrar, Charlotte creía que habría muerto varias veces a la vez. Y con todos sus temores, aterrizó en un lugar extraño, pero enseguida vio a los demás, y eso le hizo comenzar a tener confianza.
Sin embargo, lo más impresionante de todo es que ¡LA VEÍAN! Siempre refiriéndonos a los demás fantasmas, claro, ya que sólo los espectros podían detectarse entre ellos. Pero es que no había habido ser humano más transparente que Charlotte en el mundo de los vivos. Podían pasar horas sin que nadie notara siquiera que ella estaba allí. No era interesante, no tenía una conversación amena, ni gustaba a nadie. Por el contrario, en el mundo de los muertos, aquel hombre se había fijado en ella el primer día.
Se acercó a ella y le dijo:
—Hola, soy Jose Luis. ¿Cómo te llamas?
—Charlotte —respondió ella temerosa, como siempre.
—¿Acabas de llegar? ¿Qué te ha ocurrido? —preguntó él con una sonrisa.
—Me atraganté con un osito de gominola.
Jose se rio al escuchar ese comentario. Charlotte bajó la cabeza de nuevo. Ni para morir había sido original: ahogarse con un osito de gominola era la mayor estupidez que se le podía ocurrir, pero es que había sido cierto.
—¡No me lo puedo creer! Es la muerte más original que he oído desde que estoy aquí. ¿Sabes dónde ir? ¿Te ayudo?
Charlotte volvió a alucinar al ver que su historia interesaba a alguien. Enseguida respondió:
—No tengo ni idea de dónde ir, ni qué hacer, la verdad.
—Tranquila, yo te ayudo. Mira, ve a aquel edificio y pregunta por la Señorita Van Darven. Ella es la directora del colegio mayor. Te ayudará a buscar alojamiento mientras estás aquí. Imagino que tendrás que ir a clases; seguirás estudiando, ¿no?
—Si no puedo librarme… —respondió ella sin mucha ilusión.
—Soy profesor de lengua en la Facultad de los Muertos. Seguro que seré tu profe. Nos veremos pronto, Charlotte.
En cuanto entró en el rectorado, la envolvió el buen rollo de dicho lugar. Era curioso, de repente le apetecía enrolarse en esta vida tan extraña.
—Hola, chica nueva. ¿Quién eres?
—Hola, chica guapa. Pasa de mi hermano.
A izquierda y derecha de Charlotte habían aparecido dos increíbles jóvenes, guapísimos, con unas preciosas sonrisas perfectas, sendos pares de ojos azules y verdes como para perderse en ellos, y cabello rubio y castaño claro, respectivamente. Nuestra protagonista creyó estar en un partido de tenis, pues no dejaba de mirar a un lado y al otro para comprobar que, aunque eran sorprendentemente parecidos, se trataba de dos jóvenes diferentes.
—Yo… Eh… La verdad es que… Bueno, me llamo Charlotte y he muerto hace unas horas.
—Hola, Charlotte. Soy Luca. Soy vampiro y morí hace quince años. Estamos aquí para hacer la matrícula, porque el curso comienza mañana. No te asustes porque seamos vampiros. Sólo mordemos a los vivos. ¡Jajajajajaja! ¿Podemos ayudarte? —le explicó el gemelo rubio.
Ciao, bella. Io sonno Piero. Puedes venire conmigo y te ayudaré en tutto lo que necesites. De todos modos, te garantizo que me encantaría morderte la yugular, preciosa —Esta vez habló el otro hermano.
—Hay un problema en todo esto… Yo… Eh… Tengo fobia a la sangre. De modo que mejor, lo dejamos aquí, ¿vale? Ha sido un placer conoceros, chicos —respondió Charlotte, literalmente temblando de pavor.
—No, no, no, no, no y mil veces no. Aquí no se deja nada —replicó Piero, sujetando a la joven fantasma de un brazo. Era curioso que aquel agarre sí surtiera efecto.
—Mira, preciosidad. Como te hemos dicho, no mordemos a los muertos. Y, cuando vayamos a alimentarnos, tendremos cuidadito de que no andes por ahí cerca. ¿De acuerdo? —aclaró Luca.
—De acuerdo. Podremos intentarlo —les respondió ella.
A Charlotte le habían caído genial los hermanos vampiros, de modo que se dejó asesorar y ayudar por ellos. Al cabo de un rato, ya había terminado todos los trámites.
—¿Y qué se supone que se hace ahora, chicos? —preguntó ilusionada.
—Bueno —respondió Piero—, tú no comes y nosotros no chupamos la sangre de muertos, de modo que, si quieres, podemos ir a dar una vuelta por el campus, escuchar música, ver alguna película y pasear… Eso sí: tú y yo solos. Busquemos el modo de dar esquinazo a mi hermano, ¿quieres?
Charlotte estalló en carcajadas. Piero era un conquistador y la tenía obnubilada. Además, era tan perfecto… Pero lo que más le llamaba la atención de él era que la consideraba linda. Ella que había pasado absolutamente desapercibida entre los vivos, que nadie había reparado en que estaba muerta hasta unos minutos más tarde, ella que no era casi nadie en vida… ahora resultaba atractiva a un par de bombonazos que no le quitaban ojo.
Pasaron la tarde más hermosa de su vida, aunque técnicamente ésa ya no era su vida, sino su muerte. Charlotte comenzó a pensar que estar muerta era lo mejor que le había sucedido. Por la noche, los hermanos la acompañaron a su residencia y ambos la despidieron con un beso en la mejilla. Si bien, el beso de Piero se acercó sospechosamente a la comisura de sus labios.
Y al fin hoy comenzaban las clases. Tenía que estar a las ocho en punto en el edificio interfacultativo. Pero al bajar a la calle, sus maravillosos acompañantes estaban esperándola. El camino hasta la facultad fue agradable. Ellos siguieron poniéndola al tanto de todo lo que había ocurrido en aquellos días. Al llegar al “inter” Luca se acercó a dos chicas que estaban esperando en las escaleras de entrada. Las saludó con dos besos y se acercó a su hermano y a Charlotte.
—Chicas, os presento a Charlotte. Llegó ayer mismo, de modo que necesita ayuda —Y dirigiéndose a la chica, le dijo—. Ellas son Emma y Silvia. Son brujas. Llevan tres y cinco años entre los muertos.
—Hola, linda —le saludó Emma.
—Encantada, preciosa —secundó Silvia —. Tenemos clase de lengua a primera hora. Verás cuando entremos, al bombón del profesor. Además, te ayuda mucho a la hora de escribir textos. Todas las dudas que tengas, se las puedes preguntar.
—¡Y tanto! —rio Emma a carcajadas, mientras se dirigían a la clase—. Silvia le pregunta hasta cuando no tiene dudas. Lo que sea por hablar con él.
—Lo conocí ayer mismo, al llegar. Me pareció muy majo— aclaró Charlotte, sentándose con sus amigos, en la primera fila.
—Callaros ya, cotorras. La clase va a comenzar —les reprendió Piero, dejando entrever el pellizco de los celos.
—Buenos días, clase —saludó el profesor—. Como la mayoría sabe ya, tendremos eclipse de sol dentro de una hora. Por esa razón, daremos la clase en el cementerio. Recoged vuestras cosas y dirijámonos allá.