lunes, 18 de agosto de 2014

EL REGRESO

TE ROBO UNA FRASE:
Hola. Hoy publicamos la 2ª edición del juego "Te robo una frase", iniciativa de Ramón Escolano. Os recuerdo que unos cuantos bloggeros escribimos un texto (relato breve, o no tanto), en el que debe aparecer una frase común. La de este mes es: "Rodeó la esquina de la mesa y se plantó ante mí. Extendió la mano izquierda y me levantó la barbilla." —Raymond Chandler —La hermana pequeña.
Como siempre, deseo que la disfrutéis tanto como yo lo hice, al escribirla. Besos y no dejéis de visitar los otros blogs enlazados. ;-)


EL REGRESO


Por fin llegamos a casa. El viaje había sido terrible: kilómetros y kilómetros en silencio. Tan sólo se oían ocasionalmente las notificaciones de wassap o correo en los móviles de ambos. Cuando yo conducía, él aprovechaba para chatear o leer. Cuando llevaba él el coche, yo también chateaba con mi gente…
Las vacaciones habían empezado bien, pero fueron empeorando día a día. Carlos llevaba tiempo diciéndome que teníamos que hablar, pero yo siempre eludía el momento. Me daba terror reconocer que tenía razón, que había estado ocultándole todo esto durante meses.
Cuando entramos por la puerta, cargados de maletas, el techo se me cayó encima. Percibí el aroma de nuestro ambientador y recordé que había estado inventando una vida paralela, con demasiadas mentiras y situaciones ocultadas deliberadamente. 
Dejamos el equipaje en la habitación y entré en el salón. Me senté en la silla del fondo, coloqué los codos sobre la mesa y apoyé mi cabeza en las manos, pues pesaba tanto que no sería capaz de sujetarla sólo con el cuello. Ya no podía aguantar más y las lágrimas salieron cual auténticos torrentes incontrolables.
Carlos vino también al comedor. Rodeó la esquina de la mesa y se plantó ante mí. Extendió la mano izquierda y me levantó la barbilla.
-         Tengo que confesarte algo, cielo. Tenemos que hablar ya. – me dijo.
-         Yo también tengo mucho que contarte: secretos y mentiras de varios meses. – respondí.
Se sentó a mi lado y comenzamos a hablar. Las lágrimas se alternaban con los relatos de ambos. No éramos capaces de entender cómo habíamos dejado surgir dos historias paralelas. El dolor era inmenso, pero sentíamos una gran paz al sacar fuera, de una vez por todas, la auténtica verdad.
Continuamos hablando toda la noche. En un momento, tuvimos el valor de sonreírnos el uno al otro y, aunque dejamos para más tarde los besos y las caricias, supimos que en aquel momento, todo volvía a empezar, que la pesadilla había terminado al fin.
 

martes, 12 de agosto de 2014

ME FUI



ME FUI

…Y cuando menos lo esperaba, abrí los ojos. Y entonces vi que tú estabas aquí. Ocupabas el centro de mi vida y lo llenabas por completo.

De repente preguntaste: “¿Vas a volver?” Yo no podía entenderte.

“Si no me fui cuando no estabas, si no lo hice cuando no era feliz… Si no me marché cuando te amaba y no te tenía, si te esperé cuando no eras mío… ¿Cómo me voy a marchar ahora, que por fin te tengo a mi lado?”

Y tú respondiste: “Porque cuando tú estabas, no estaba yo. Y ahora que he vuelto, la que te has ido eres tú.”

“¿Qué?” Pregunté. Pero entonces comprendí… y me busqué. Pero tenías razón: ya hacía tiempo que me había ido…

lunes, 4 de agosto de 2014

EL VIAJE - 3

Saludos a todos y todas.
Yo creí que julio iba a ser mi momento de escribir. Como el año pasado: vacaciones, tiempo libre,... Pues no. Sí tengo más tiempo, pero no escribo más. Bueno, pero acabo de terminar El viaje, - 3, que no está nada mal.
¿Recordáis que dejamos a Fernando y a Marta en la puerta de la habitación? Si no lo recordáis, podéis leer "El Viaje - 2". Pues seguimos desde ahí.
Como siempre, ojalá lo disfrutéis tanto como lo he hecho yo al escribirlo.
Os recuerdo a Ángel y a Fernando. Y la foto de Marta... Bueno, imaginadme a mí en ese papel! ;-)
 ÁNGEL        Y         FERNANDO
EL VIAJE - 3  
(Mary Ann Geeby)

Y entrando en la habitación, cerré despacio la puerta.


Y sin querer pensarlo, encendí el ordenador. Necesitaba verte, hablarte, amarte… aunque lo que más necesitaba era tocarte, besarte y hacerte el amor. Wassap para avisarte y en un minuto ya te tenía en pantalla… Tu mirada, como siempre, sonriente, dulce, cariñosa, y tus palabras:

-Hola pequeña, ¿cómo estás, linda? – me preguntaste lentamente con tu tono de voz tan grave, tan seductora…

-Bien, cielo. Cansada. Tengo que cambiarme y ducharme, pero tenía tantas ganas de verte, que no he podido esperar.

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Fragmento del relato incluido en RELATOS ÍNTIMOS DE MARY ANN GEEBY.