domingo, 21 de diciembre de 2014

EL VIAJE 5

Hola a todo el mundo.
Por fin terminé la serie EL VIAJE, que tanto me ha costado. Primero porque comenzaron a fallarme los musos. Después porque el trabajo, el estrés, los problemas y las distracciones, me apartaron de mis dos grandes pasiones: leer y escribir. Finalmente unas cuantas charlas con gente maravillosa, me hicieron replantearme cuáles eran los principales objetivos de Mary Ann Geeby. Y, de pronto, lo recordé todo.
Sé que no es "mi gran obra", pues ya me había equivocado a mitad de la serie. Por otra parte, últimamente he sido algo predecible en mis escritos. Por eso este final, que tiene mucho que ver con ese sentimiento que he tenido todo este tiempo: IRME.
Deseo de todos modos que lo disfrutéis. Besos a todos y gracias a quienes me ayudaron. Ellos saben quiénes son.





EL VIAJE - 5
Mary Ann Geeby
            El avión aterrizó a las 17:31 h, tan sólo un minuto después de la hora prevista. Era increíble hasta dónde llegaba la puntualidad europea. Siempre me pregunto por qué en España no tenemos esas buenas costumbres. Imaginaba que no habrías venido a recogerme, después de la conversación del último día. Pensaba acercarme a casa en taxi.
-        -   ¿Por qué no te vienes a mi casa, Marta? – insistió Fernando.
-          - Ya lo hemos hablado, Fer. Es mejor estar así. Cada uno en su casa y… - comencé a responderle.
-         -  ¡Mejor para ti, será! – me interrumpió. – Yo quiero que estemos juntos.
-         - Ni siquiera tengo las cosas claras con Ángel, Fer. Tengo que hablar con él, explicarle…
-         -  Pero yo acepto lo que tienes con Ángel. Ya lo hemos hablado. Yo no tengo problema en compartirte, si ese es tu deseo. Pero quiero que vivas conmigo. – Volvió a explicarme su opinión por enésima vez.
-        -   Esas cosas no ocurren, Fernando. Yo os quiero a los dos, pero no puedo obligaros a compartirme. De hecho, ni siquiera creo que Ángel desee seguir conmigo. No sé lo que él quiere o no…
-         -  Como quieras, Marta. Pero yo te quiero y quiero seguir contigo. No lo olvides.
-         -  No lo haré. – Y le besé.

Subí al taxi y me dirigí a casa.
........................ 
Fragmento del relato incluido en RELATOS ÍNTIMOS DE MARY ANN GEEBY.

lunes, 15 de diciembre de 2014

AQUÍ, CONMIGO



Hola a todos:
Ya estoy aquí con una nueva entrega del juego TE ROBO UNA FRASE.
Este mes, la frase con la que jugaremos es la siguiente:
Convirtió en garra la mano derecha y con ella trató de rasguñarme la cara con sus afiladas uñas. Tenía los dientes apretados y regañaba como un perro furioso. La agarré de la muñeca. —De Dashiell Hammett  sacada de su novela: El hombre delgado.


AQUÍ, CONMIGO

Elena llegó a casa y encendió la tele. Era la hora justa para ver el capítulo décimo de la cuarta temporada de su serie favorita. Se quitó los zapatos y la ropa. Se enfundó su pijama de invierno, pues ya hacía frío. Se preparó un descafeinado. No era cuestión de tumbarse en la cama y estar con los ojos abiertos como naranjas hasta las tantas de la madrugada. Ya le había ocurrido demasiadas veces. Entonces le darían las tres o las cuatro, sin poder dormir. Y a las seis y media, cuando sonara el despertador, no habría fuerza humana o máquina que lograra levantarla.
Además, desde que vivía sola, no tenía quien la despertara si se quedaba dormida. Vivía sola, estaba sola, desde que él se fue, se encontraba en la más absoluta soledad. Nadie la esperaba cada tarde para tomarse una copa, o una café. Nadie veía ya con ella su serie favorita. Nadie le preguntaba qué tal el día en la oficina o si el capullo de su jefe le había hecho de nuevo la vida imposible.
Se obligó a no pensar en esas cosas. Comprobó una vez más que nadie había llamado por teléfono en todo el día y se sentó ante la televisión. El capítulo ya había comenzado, pero ella no sabía de qué iba hoy. Intentó poner mayor atención y al fin pudo comprobar que una joven aterrada declaraba ante la policía, con las manos totalmente ensangrentadas.
-          “Convirtió en garra la mano derecha y con ella trató de rasguñarme la cara con sus afiladas uñas. Tenía los dientes apretados y regañaba como un perro furioso. La agarré de la muñeca” – gritaba la joven, al borde de la locura.
Se había perdido casi todo el capítulo, por lo que no era capaz de saber de qué coño iba todo aquello. Cada tarde le ocurría lo mismo: No podía dejar de pensar en Jaime. ¿Por qué se tuvo que ir? ¿Por qué no se quedó a intentarlo una vez más?
-          “Un marinero, cuando las cosas van mal, no abandona el barco, Jaime. Un marinero se queda y lucha por buscar soluciones.”
Pero Jaime no escuchó. Salió dando un portazo, totalmente envuelto en lágrimas. Elena no podía respirar.
De repente el timbre la hizo reaccionar, sacándola de una situación agobiante y desesperada.
-          ¿Sí? – Respondió entre lágrimas, junto a la puerta.
-          Elena, cariño, soy yo. – escuchó al otro lado.

Abrió rápidamente y Jaime entró cual tsunami. La abrazó llorando a la vez que ella hacía lo propio. Era ahí donde quería estar el resto de su vida. Éste era el lugar en el que quería habitar hasta su último aliento.
-          Lo siento, vida mía. Fui un capullo. No puedo irme de tu lado porque te quiero. Quiero estar aquí contigo, mi amor.
-          Aquí, conmigo. Sí, yo también quiero que te quedes en casa el resto de nuestras vidas.
-          Aquí, contigo, mi amor.
Entraron en casa, sin soltar su abrazo. No querían soltarse jamás. No ahora que habían conseguido pegarse completamente.


miércoles, 3 de diciembre de 2014

SINFONÍA EN MÍ MAYOR

Hola:
Ayer escribí esta conversación de wassap para incluírla en un relato. Pero me gusta ella así, como está. Así que sólo la he "situado" en el contexto. A él también le gustó.

SINFONÍA EN MÍ MAYOR
Ya era hora. Terrible tarde de ensayo con la orquesta, pero por fin salió perfecta la obra. Acabo de entrar en casa, cuando oigo el wassap. ¿Será Juan? Varias horas sin charlar y ya le echo de menos.
-          Feliz noche, mi amor. Un abrazo enorme de oso polar.
-          Hola cielo. Feliz noche a ti también. Y me quedo con ese abracito de oso polar, que me encanta. Sé que de nuevo me abrazarás así.... y moriré del gusto.
-          Sí, amor mío. Te abrazaré así y te poseeré hasta desfallecer.
-          Ay Juan. ¿Qué tienen tus palabras que hacen a mis entrañas arder de pasión?
-          Son reflejo de tu cristal, amor. Espejo en el cual tu reflejo hace que salga todo lo que hay en mí.
-          Si estuvieras aquí, te diría cuánto te deseo.
-          Mi amor, tus palabras suenan a música celestial.
-          Hummmmm… Música eres tú para mí, Juan…
-          Tus acordes bailan sobre mi pentagrama, Marián…
-          …Música dulce y sensual
-          …y forman ondas de placer, preciosa, con ecos de orquesta a nuestro alrededor…
-          Comienza piano, mi niño. Continúa mezzoforte y torna la obra fortissimo. Con nuestra batuta marcaremos ritmo y velocidad. Con nuestras manos y boca, la intensidad. Con nuestros sexos obraremos la armonía más intensa. Es la pieza perfecta, nuestra obra maestra.
-          Sí, así es. Durísimo como el latón de los saxos de viento. Preciosa danza sobre el lienzo blanco.

-          Juan, no puedo seguir. Quisiera…
-          No te preocupes Marián. Será perfecto cuando podamos estar juntos de nuevo.
-          Sí, cielo mío. Nos vemos mañana, si quieres.
-          Quiero, cariño. Mañana te llamo y nos vemos. Un beso eterno.
-          Uno infinito, mi vida.